sábado, 24 de octubre de 2020

Fratelli Tutti: ¿Cómo aplicar las reflexiones de la encíclica?

 En Hora 20 con Diana Calderón un programa especial para analizar, comprender y debatir la nueva encíclica del papa Francisco, Fratelli Tutti en la que aborda las principales problemáticas del mundo moderno; sienta una posición sobre la política y la necesidad de un cambio. Se debatió sobre esas posturas, las críticas desde el ala más radical en el Vaticano y de cómo hacer para que ese discurso de Francisco cale en la sociedad.

Fratelli Tutti es el nombre que recibe la tercera encíclica que publica el papa Francisco en sus 7 años de pontificado, después de haber publicado Lumen Fideien 2013 y Laudato si en 2015. En esta ocasión su mensaje se aleja del poder de la fe como en su primera publicación o de la necesidad del cuidado del medioambiente, y se concentra en hacer una reflexión, crítica y recomendación a una sociedad que atraviesa la pandemia y que padece de virus del racismo y el individualismo, tal como Francisco lo plantea en esta encíclica de 97 páginas; 287 numerales y 8 capítulos que mezcla reflexiones personales del pasado, de sus discursos, de un nuevo pensamiento en el que retoma pasajes bíblicos y hechos recientes de la humanidad. También toma como punto de referencias personajes importantes en su pontificado como San Francisco de Asís y su visita al gran imán Ahmed al-tayeb; y revela como punto de referencia a otros personajes de la talla de Mahatma Gandhi y Martin Luther King.

Fratelli Tutti puede tener como traducción el “todos hermanos” y finalmente ese es el mansaje que busca dejar Francisco en su tercera publicación como papa, en la que la doctrina del amor fraterno es el centro. “O nos salvamos todos, o no se salva nadie”, señala en alguno de los apartes de la encíclica que en su primera parte se dedica a hacer una descripción mordaz de la realidad del mundo contemporáneo, en la que advierte que la pandemia llevó a repensar los estilos de vida, y que la llegada del COVID-19 no puede ser entendida como un castigo divino. También toma a consideración las grandes crisis del siglo XXI, pues establece que el mundo parece estar enfermo, pues vivimos en una sociedad que busca construirse a espaldas del otro; en este punto empieza a jugar un papel importante términos como la indiferencia, la desigualdad; el desprecio por la identidad cultural; devela una real preocupación por la situación de la migración en el mundo, pues cree que esta debe ser considerada una oportunidad, más que un estorbo.

Y es que el componente político es uno de los puntos principales de esta encíclica, que en parte se dedicaría a ver la realidad del mundo como un vaso medio vacío; en el capítulo quinto que se dedica a la política advierte que esta necesita rehabilitarse, que la democracia ha sido utilizada y la política se ha puesto al servicio de los poderosos y de la economía, pues se dedica también a hacer una fuerte reflexión sobre el papel del neoliberalismo el cual define como un pensamiento pobre que suele repetir las mismas recetas. Por lo tanto, este aparte ha sido leído como una bofetada a los poderes políticos, a los liderazgos que para Francisco están degradados y a los sistemas políticos que no han logrado equidad y beneficio a las clases más pobres.

Lo que dicen las panelistas

Para Vicente Durán Casas, jesuita y profesor titular en la Facultad de Filosofía de la Universidad Javeriana, esta encíclica va a marcar una época de la doctrina social de la Iglesia, “esta tiene varias doctrinas, una con un mensaje más dirigida hacia la Iglesia, otras dirigidas más allá de las fronteras.” Agregó que cree que su gran pretensión es hacer ver a todos, creyentes y no creyentes, la importancia de la hermandad en un mundo de diversidad religiosa, de opciones y de orientación sexual. También comentó que esta encíclica que está construida a partir de un método que ha sido fuerte en la teología y el pensamiento latinoamericano. “Ese método se resume en: ver, juzgar y actuar.”

Mauricio Albarracín, abogado, filósofo y subdirector de DeJusticia, comentó que es interesante ver la forma como Francisco articula la idea del amor más allá de las barreras y cree que lo más interesante se relaciona con evitar el odio, el desprecio y la xenofobia. “Hace un llamado en contra de la violencia fundamentalista. Es clave para las discusiones que está teniendo el mundo entero.”

Para José Gregorio Hernández, exmagistrado de la Corte Constitucional y profesor universitario, el papa Francisco no se aparta de la doctrina central de aquello que la iglesia sostiene desde la época de León XIII; “esta encíclica es un llamado de atención, un tirón de orejas a la sociedad contemporánea.” Agregó que es importante este documento como reflexión y análisis, pero que se debe trascender a la acción a través de la educación y de la función del Estado.

Hernán Olano, vaticanista, abogado y experto en derecho canónico, comentó que esta es la tercera encíclica y recordó que fraternidad y amistad al igual que hermandad fue el primer mensaje del papa Francisco dijo cuando apareció en el balcón de la Plaza de San Pedro y llamó a todos hermanos. Señaló que esta carta en su resumen de su pensamiento y que también es una especie de testamento anticipado del papa Francisco. “Por la razón que es una encíclica que tiene en cuenta que debe haber conversión humana y ecológica”, incluso dijo que es una encíclica post Covid.

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